La biodiversidad aragonesa es objeto de estudio. Desde los grandes naturalistas del pasado, a los modernos estudios científicos de la actualidad. Todo ello contribuye conocer y proteger mejor nuestra vida salvaje, nuestra naturaleza.
Aragón ha aportado grandes nombres de naturalistas que como Félix de Azara, Francisco Loscos, Ignacio Jordán de Asso o, recientemente Adolfo Aragüés, quienes han tratado de observar atentamente la naturaleza para desvelar sus secretos y conocer más a fondo el fascinante mundo de la biodiversidad.
El inventario básico de los valores naturales y la diversidad biológica es la prioridad de cualquier espacio natural protegido. Pero más allá de sus fronteras la investigación debe estar al servicio de la conservación del conjunto de la vida salvaje.
Sólo se protege y conserva bien aquello se que conoce… y para ello es preciso estudiar no sólo las especies, sino también su interrelación, su ecología y la complejidad de los procesos naturales. En las últimas décadas, y gracias al desarrollo tecnológico, un gran número de biólogos, botánicos, ornitólogos, naturalistas, técnicos y científicos tratan de conocer los factores de amenaza y de desvelar las medidas de protección que requieren las muchas especies conocidas de fauna y flora.
El estudio científico de la biodiversidad se apoya en el anillamiento de aves, el marcaje de rapaces con emisores vía satélite, el análisis de datos toxicológicos en animales muertos, la cría en cautividad, la propagación de plantas amenazadas en viveros como el de Ejea de los Caballeros… o la fecundación in vitro.
En el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el Gobierno de Aragón ha puesto en marcha una unidad específica de investigación que estudia el efecto del cambio climático sobre las poblaciones de vertebrados alpinos.
miércoles, 18 de agosto de 2010
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